- 3 enero, 2020
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- Posted by: Dra. Karla Andrade
El pasado 13 de agosto, la compañía WW (antigua Weight Watchers) lanzó al mercado Kurbo, una controvertida aplicación diseñada para ayudar a niños y adolescentes de 8 a 17 años a desarrollar hábitos alimenticios saludables y mantenerse activos.
Si bien a primera vista la meta de la aplicación luce plausible, ha sido fuente preocupación entre los profesionales de la salud y los padres de todo el mundo, al punto de que más de 90.000 personas han firmado una petición en línea pidiendo el retiro la aplicación.
Uso no supervisado
El sobrepeso y la obesidad son flagelos cada vez más prevalentes en niños y adolescentes, condiciones que probablemente persistan hasta la edad adulta y que se sabe están asociadas con el desarrollo de enfermedades crónicas.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que la dieta, entendida como la manipulación de la ingesta de alimentos y el ejercicio con el único propósito de perder peso, es un comportamiento que los padres deben desalentar en sus hijos.
Esta recomendación se fundamenta en el hecho de que el uso no supervisado de una aplicación que alienta a los niños a controlar su peso, conlleva el peligro de perpetuar problemas de imagen corporal y conducir a trastornos alimentarios.
Kurbo se basa en el sistema de semáforos, una intervención de estilo de vida basada en la familia desarrollada por la Universidad de Stanford. Este sistema agrupa los alimentos en tres categorías: rojo, alimentos que se deben evitar, por ejemplo, caramelos y refrescos; amarillo, alimentos que deben dividirse en porciones, como la carne magra y la pasta; y verde, alimentos que se pueden comer en cualquier momento, por ejemplo, frutas y verduras
¿Sistema efectivo?
El objetivo de este sistema es alentar a las familias a comer más alimentos “verdes” y menos alimentos “rojos”. Se ha demostrado que el sistema es efectivo para mejorar los resultados relacionados con el peso en niños tratados por sobrepeso u obesidad sin un efecto negativo en los comportamientos alimentarios, cuando es utilizado por toda la familia a través de un programa respaldado.
Pero Kurbo utiliza el sistema de semáforos como una aplicación dirigida a los niños directamente, en lugar de a los padres o las familias, transfiriendo la responsabilidad al niño.
Si bien la aplicación Kurbo está diseñada para desarrollar comportamientos alimenticios saludables, existe un riesgo latente de que, lejos de su intención original, termine por promover la aparición de desórdenes alimenticios en los jóvenes.
El verdadero bienestar es multifacético. Ninguna dieta o rastreador de calorías puede abarcar completamente el bienestar y cómo varía de persona a persona con niveles de privilegio, diferencias genéticas y valores personales o familiares.
Bajo esa perspectiva, los expertos instan a los padres a que no dejen que los niños descarguen una dieta, un rastreador de alimentos o una aplicación de ejercicios, y resaltan que son los padres quienes pueden modelar y ayudar a sus hijos a normalizar los patrones de alimentación, no una aplicación.